Gorka Limotxo tiene un blog

No todos tenemos la suerte de Juan José de poder marcharnos a combatir el síndrome postvacacional al Caribe. Con la llegada de septiembre a la mayoría nos toca volver a la gran ciudad a hacer cosas de provecho como esperar delante del eMule a que empiecen las nuevas temporadas de las teleseries americanas de turno o ponernos a reenviar los powerpoints de tetas que nos llegan a toda nuestra lista de contactos. Estaba esta mañana a punto de abrir un sugerente mensaje electrónico con el asunto “Fwd: Fwd: Fwd: un buen par de razones ¡¡¡buenisimo bajarselo!!!” cuando algo que sugería más aún me ha llamado la atención. Soy débil y no suelo negarle un click a este tipo de enlaces. Pero cuál ha sido mi sorpresa cuando me he encontrado con que el destino del enlace no era sino una página desde la que me invitaban a pedir un crédito con la mayor de las facilidades.

Aprovecharse así de un ingenuo internauta… Sin que sirva de precedente mis conclusiones han coincidido con las de Pérez-Reverte, usar técnicas publicitarias tan rastreras para sacarnos los duros es propio de hijos de mala madre. Por fortuna no tengo ahora mismo deudas con ningún banco, pero eso no quita para que me solidarice con todos aquellos que ya han picado en el anzuelo. Me dan mucha pena todos esos pobres hipotecados que, ante la subida del Euribor, empiezan a sufrir de alopecia de tanto tirarse de los pelos. Cada vez que escucho las desgarradoras palabras de un joven con hipoteca en la sección de testimonios de los informativos se me hiela la sangre, más aún pensando que tal vez algún día esté yo en su misma situación. Pero hay otros endeudados que me dan aún más pena.

La Casa Real ha confirmado que la primogénita de doña Letizia no irá a la guardería en la que finalmente encontró trabajo la madre de Froilán. Y lo dicen ahora, con el curso a punto de empezar, cuando la mayoría de los papás ya tiene comprado el uniforme, pagada la matrícula y aprobado el menú semanal del comedor de la guardería de sus churumbeles. No quiero ni pensar en cómo se sentirán esos padres que en primavera se apresuraron en matricular a sus retoños en la guardería “Micos“, no tanto por las exquisitas atenciones que iban a recibir los pequeños por parte de la señorita Granzow de la Cerda, sino porque se codearan y compartieran plastilina con una futura reina de España, por tener invitación al chiquipark de palacio cada vez que Leonor cumpliera años, por poder presumir ante los compañeros de oficina de que su criatura coloreara saliéndose menos de la raya que alguien de regia descendencia.

Apuntar a los hijos a esta guardería era una inversión de futuro, una forma sencilla de hacer que se relacionaran con la más azul de las sangres. ¿Y ahora a quién reclaman esos honrados padres de familia que se entramparon para pagar una guardería de renombre en vez de conformarse con una galescola? ¿Se apuntarán a la protesta de moda y se quemarán a lo bonzo a las puertas de Zarzuela?

Escuchando: - Gora gaileta