Pasando olímpicamente
Los años no pasan en balde. Posiblemente habrá empezado a notar que ya no puede subir todas las escaleras de su portal sin hacer, a medio camino, una parada para respirar en el descansillo, o que las chicas comienzan a hablarle de usted cuando se dirige a ellas en algún discopub con intención de ligar. No se preocupe, es un proceso natural llamado envejecimiento por el que todos pasamos y del que ninguno nos libramos, ni siquiera la sangre azul fluyendo continuamente por el aparato circulatorio evita que el corazón se avejente.
Este proceso natural consta, grosso modo, de tres etapas: infancia, juventud y madurez, y es durante la segunda de ellas cuando el ser humano goza de su plenitud física. Tal y como he dicho en el párrafo anterior, ni siquiera a los reyes se les exime de la obligación de envejecer y, precisamente por culpa de lo que dura el cambio generacional, este año olímpico ha pillado a todos los miembros de la Familia Real española o en la infancia o en la madurez, no estando por lo tanto en plenas facultades físicas para competir en unas competiciones deportivas.
Lejos quedan aquellos años en los que el príncipe hacía las veces de abanderado nacional, en los que su hermana Elena se emocionaba al verle desfilar, o cuando la otra se colaba a pillar cacho en los vestuarios de la selección de balonmano. Mientras le llegue el turno a Froilán de surcar el Manzanares capitaneando al equipo nacional de vela en Madrid 2016 tendremos que conformarnos con ver a los Borbones dando ánimos desde la grada VIP a algún aspirante español a medalla. Porque no cabe duda de que los veremos este verano en Pekín, con lo que les gusta a ellos viajar y ver deportes…
En muchos países se ha abierto la polémica estos días sobre si se deben o no boicotear unos juegos olímpicos organizados por un régimen político que no respeta los Derechos Humanos. Incluso Sarkozy no descarta que Francia boicotee al menos la ceremonia de apertura de los juegos. ¿Pero qué pasa con España? ¿Está esperando Zapatero a nombrar ministro de Deportes antes de condenar la represión del Tíbet? ¿Y Juan Carlos Borbón, el rey que mandó callar a Hugo Chávez, no podría hacer lo propio con el régimen chino?
Si la mayoría de españoles jaleó al monarca cuando se encaró al líder venezolano, no iban a aplaudirle menos ahora si pusiera a caer de un burro a los dirigentes asíaticos. Si, total, quien más o quien menos, todo hijo de vecino les tiene un poco de ojeriza a los chinos. La popularidad del Rey seguramente ganaría puntos si se pusiera del lado del Dalai Lama, pero lo que piense el pueblo llano de él se la trae un poco floja. Lo importante para él son la opinión y los intereses de los empresarios españoles que se lo llevaron el año pasado de gira por China.
Cuando hay negocios multimillonarios de por medio la opinión sobre los Derechos Humanos es un tema privado. Como privados son los chanchullos inmobiliarios de la familia del Rey.
Escuchando: Violadores del Verso - Haciendo lo nuestro