De tal palo
¿Dónde les gustaría que guardaran sus cenizas una vez fallecidos? El último lugar que elegiría yo, por detrás incluso de en un bote de Colacao, sería en una mochila con forma de osito de peluche. Pero es que yo tengo muy poco de rockero maldito, y debe de ser por eso por lo que no me acerco nada a las voluntades mortuorias de Kurt Cobain. Resulta que sus cenizas estaban ahí, metidas en la mochila, y que alguna persona espabilada las ha robado. Su viuda, Courtney Love, está que no puede con el disgusto, y hasta amenaza con suicidarse.
El conocido principio de la navaja de Occam reza que en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. Yo no quiero acusar a nadie, pero después de ver , sabiendo que Keith Richards ya sentó precedentes esnifándose las cenizas de su progenitor, y que el apego por la drogaína puede llevarse en los genes, me da a mí que la solución más sencilla al misterio pasa por un billete de veinte dólares enrollado y acto seguido por las fosas nasales de la joven Frances Bean Cobain.
Si es que en el fondo no somos más que biología y cromosomas. Lo de los genes también afecta entre las celebridades de nuestro país. Ya verán si no cómo, gracias a la herencia genética, la criatura que van a tener la sobrina de Rocío Jurado y el sobrino de María del Monte acabará siendo, si es niño, un torero o, si es niña, un Falete.
Escuchando: Feria - Cabeza negra
Actualización: En una lata de Pringles tampoco me gustaría que descansaran mis cenizas por toda la eternidad.